martes, 10 de julio de 2007

Machu Picchu: El legado arquitectónico de nuestros ancestros



Desde la primera vez que conocí Machu Picchu, en el año 78, tuve la sensación de asistir a uno de los momentos mas trascendentes de mi vida. Mientras recorría sus espacios, muy bien trazados, a través de una serie de escalinatas y galerías, no dejaba de pensar como y porqué nuestros ancestros construyeron tal monumento arquitectónico, que se erige en plena montaña del Urubamba. No niego que por algún momento se me pasó por la cabeza que quizá hubiera sido obra de los extraterrestres, sabe Dios con que propósitos, pero luego, recapacitando, llegaba a la conclusión de que darle credulidad a una conjetura descabellada, no era lo mas razonable para un estudiante de antropología, como lo era en ese entonces. Han pasado los años y cuando evoco los recuerdos de mi estadía en dicha ciudadela, no puedo dejar de sentir cierta fascinación por el portento logrado por nuestros incas y, aun cuando no está claro, con que fines se construyó (los arqueólogos no se ponen de acuerdo porque mientras unos dicen que fue una fortaleza militar, otros dicen que fue un centro ceremonial y sagrado y hay algunos que afirman que fue una ciudad de residencia para la aristocracia inca), no por ello vamos a negar la majestuosidad con que se presenta, para todo aquel que quiera conocerla Por ello, no me extraña que ahora, haya sido reconocida como una de las nuevas "Siete Maravillas del Mundo", y solo me queda esperar que los paquetes turísticos al Cusco no se eleven por las nubes, para ver la posibilidad de darme otra escapada a dicho sitio, y contemplarla mas detenidamente, evocando los versos que le diera el gran poeta chileno; Pablo Neruda.




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