sábado, 4 de agosto de 2007

De como el dinero puede comprar las voluntades...

He estado pensando como el poder del dinero puede corromper la voluntad de las personas a tal punto de que toda una vida de éxitos y laureles, obtenido con mucho sacrificio, se lo tira por la borda en un segundo quedando solamente en las manos, un fajo de billetes sucios, y el vacío de una dignidad perdida con el cual se tiene que seguir "viviendo" toda la vida. El caso de los deportistas desertores de Cuba -seguros candidatos a las preseas doradas- en estos juegos panamericanos de Río de Janeiro, es la prueba palmaria de lo que afirmamos.

El dinero -"la caca del diablo" como algún cura medieval dijo- es un instrumento poderoso para comprar las conciencias de los hombres. En una sociedad dominada por el consumismo y por las leyes oscuras del mercado, es el único objetivo que pareciera darnos la llave de la felicidad y como locos nos abocamos a obtenerla, cueste lo que nos cueste. Atrás van quedando los principios rectores de la solidaridad, la justicia, la igualdad, la honestidad, etc., propios de un sistema equitativo, que se rige dentro de los cánones de una democracia participativa y popular. Como contraparte, lo que presenciamos el día de hoy es la omnipresencia y omnipotencia de una política neoliberal que propicia el individualismo de los seres humanos. Dentro de este sistema "vales lo que tienes", o sea, mientras más riquezas poseas, eres mucho más entre esa "sumatoria de individuos" inconexos. Los demás hombres, es decir, aquellos que no poseen el dinero suficiente para estar en la cúspide de la pirámide social, solo son considerados como simples "recursos", "mano de obra" o "materia prima" para la producción de bienes materiales y de servicios. De ahí que hay mucha verdad cuando se dice que lo que persigue este sistema económico-social ,tan grato a nuestras clases políticas de mi querido Perú, es "hacer más ricos a los más ricos y más pobres a los más pobres".

Pero también observamos que hay vientos favorables para un cambio gradual en los recientes gobiernos latinoamericanos. Hay voces de altos dignatarios que se oponen a las fuerzas nefastas de esa política neo-imperial, incapaz de entender el sufrimiento, las emociones y los deseos de los hombres libres. Observamos como desde los inicios de este milenio, países como Argentina, Brasil, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, oyendo las voces de sus pueblos, empiezan a enmendar rumbos de cara a sus gentes. Esto desde luego no hubiera sido posible sin el accionar de vigorosos movimientos sociales que pugnan por reivindicar sus derechos. La lucha de hoy en todo el continente es contra este sistema neoliberal, depauperante, que trata de imponer tratados de libre comercio, que trata de exonerar el pago de impuestos de las grandes transnacionales, que trata de modificar las constituciones políticas de acuerdo a los intereses voraces de las multinacionales. Y todo ello a costa de un mayor sacrificio de las clases productoras, a costa de un mayor desequilibro ambiental que nos esta llevando a las catástrofes naturales que vemos en estos días. A costa de una mayor desigualdad social y una tremenda injusticia contra los seres más sensibles -los niños- como bien lo señaló el último informe de la CEPAL. Pero, felizmente, estamos en una época de cambios. O mejor aun, como bien lo señaló el Presidente ecuatoriano Rafael Correa: "...estamos en un cambio de época..."

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