A propósito de la masacre en Gerani

Si alguno de ustedes creyó que con Barack Obama, el gobierno estadounidense iba a cambiar su política genocida en el oriente próximo, medio y lejano, pues se equivocó de cabo a rabo. No solo es un digno sucesor de George W. Bush sino que, además, ha demostrado tener dotes excepcionales para el cinismo, tal como se evidencia en sus últimas declaraciones públicas, tratando de justificar la matanza sangrienta de 140 civiles afganos atribuyendolo simplemente a un "error" o como un “incidente aislado” del cual “lamenta profundamente” y pide "disculpas al pueblo afgano". ¿Menguará en algo el dolor de los familiares, de estas víctimas masacradas, las disculpas de Obama? ¿Le dolerá en el alma al Presidente, “Amante de la Paz” (como lo presentan sus aduladores), saber que de estos 140 civiles bombardeados en la aldea de Gerani (provincia de Farah) había 93 niños, 25 mujeres y solamente 22 hombres? ¿Cuántos de estos hombres eran talibanes? ¿Podrían haber sido todos los adultos? Si, es posible. Pero entonces surge la pregunta: ¿Es justo asesinar a 93 niños inocentes (53 niñas y 40 niños) solamente para eliminar a 47 fundamentalistas? ¿Y creen ustedes, en su sano juicio, que todas las mujeres y todos los hombres destrozados por las bombas “Made in USA” serían “terroristas”? Yo, personalmente, no lo creo. Creo sí, que esta política imperialista que invadió Afganistán en el 2001, ha endurecido su ofensiva genocida no importándole para nada la muerte de miles de civiles inocentes que nada tienen que ver con el fundamentalismo de Al Qaeda o el Talibán. Por ello es que ha enviado 21,000 nuevos soldados y ha aumentado en 65,000 millones de dólares el presupuesto de guerra para ese país oriental en momentos que su economía se debate en una aguda crisis financiera. Pero creo, también, que la resistencia afgana, tan igual como expulsó de su territorio y le infringió una humillante derrota al social imperialismo soviético, de igual modo, lo hará contra el imperialismo yanqui y su cohorte de secuaces de la OTAN, que han enmudecido en todos los idiomas ante el nuevo "Guernica" del siglo XXI.