Soy un cobarde, lo sé. Desde hace mas de dos semanas el sionismo judío viene matando cientos de palestinos -al día de hoy ya se aproxima al millar- y no he dicho nada. No puedo justificarme diciendo que he estado muy ocupado. ¿Lo he estado? …
Me muerde desde hace días esta interrogante: ¿la muerte de seres humanos ocasionado por otros semejantes duelen menos que las catástrofes naturales? ¿Dolerá menos o dolerá más? De veras que no lo sé. (en el fondo de mi corazón se que me duelen todas las muertes) pero me doy cuenta de que todo el mundo envía condolencias por las víctimas de los terremotos (hace poco hubo uno en Costa Rica), los huracanes, las inundaciones, las epidemias, etc. pero pocos, poquísimos, son los que se estan condoliendo – mucho menos la que tiene por nombre Condoleezze- por los cientos y cientos de muertos que estan ocasionando los sionistas israelíes. Porque lo que sucede, en estos momentos, en ese minúsculo rectángulo de tierra - de unos cuantos km2 donde se apiñan poco mas de millón y medio de seres humanos- del oriente próximo denominada “Franja de Gaza” no es una guerra sino una carnicería. O dicho, más precisamente, un holocausto. El holocausto del pueblo palestino.
El holocausto, amigos míos, no solo es patrimonio del pueblo judío. Se equivocan quienes solo hablan del “Holocausto Judío” como si fueran los únicos que han sufrido el exterminio masivo de seres humanos por parte de los fascistas alemanes. Los tiempos actuales están demostrando que el pueblo palestino también sabe de lo que significa un holocausto aunque los estados imperialistas -y menos el de Israel- lo quieran reconocer. Y por supuesto que no lo van a reconocer ni ahora, ni mañana, ni nunca.
Lo que sucede en la Franja de Gaza no es solo una matanza de palestinos de ahora sino que viene desde hace muchos años atrás. Viene desde el mismo momento en que le arrebataron sus territorios allá por los años finales de los cuarenta al amparo de una resolución de la ONU. Y, desde aquel infausto momento, los palestinos árabes empezaron a conocer el dolor de la expatriación y el sufrimiento que ocasionan los genocidios. Pero, por sobretodo, la terrible angustia de no tener proyectos de vida porque nadie está seguro de si sobrevivirá al día siguiente ya no solo por las bombas destructivas, las balas asesinas, los gases mortíferos, sino también por la falta de medios de subsistencia como el agua, víveres, medicinas, combustibles, electricidad y un largo etcétera.
La situación no puede ser más dramática y peor aun en tiempos de invasión militar israelí. Lo que describe Vargas Llosa en su columna “Piedra de toque” del día de hoy es simplemente aterrador. “...Yo lo he visto con mis propios ojos. Y me he sentido asqueado y sublevado por la miseria atroz, indescriptible, en que languidecen, sin trabajo, sin futuro, sin espacio vital, en las cuevas estrechas e inmundas de los campos de refugiados o en esas ciudades atestadas y cubiertas por las basuras, donde se pasean las ratas a la vista y paciencia de los transeúntes, esas familias palestinas condenadas sólo a vegetar, a esperar que la muerte venga a poner fin a esa existencia sin esperanza, de absoluta inhumanidad, que es la suya. Son esos pobres infelices, niños y viejos y jóvenes, privados ya de todo lo que hace humana la vida, condenados a una agonía tan injusta y tan larval como la de los judíos en los guetos de de la Europa nazi, los que ahora están siendo masacrados por los cazas y los tanques de Israel, sin que ello sirva para acercar un milímetro la ansiada paz. Por el contrario, los cadáveres y ríos de sangre de estos días sólo servirán para alejarla y levantar nuevos obstáculos y sembrar más resentimiento y rabia en el camino de la negociación”.
Todos los que nos solidarizamos con el pueblo palestino deseamos que la lluvia de bombas “inteligentes” cesen de una vez por todas. Lamentablemente hay muchos intereses en el mundo “occidental cristiano” que desean que la campaña “holocáustica” aun continúe. Da rabia pero es la verdad. Solo queda salir a gritar a las calles y enrostrarle al mundo entero la canallada que está cometiendo Ehud Olmert & cía. en ese rincón del oriente próximo donde supuestamente nació y vivió el personaje mas grande de todos los tiempos, quien predicó el amor e impuso este mandamiento: "Amaos los unos a los otros...".
Me muerde desde hace días esta interrogante: ¿la muerte de seres humanos ocasionado por otros semejantes duelen menos que las catástrofes naturales? ¿Dolerá menos o dolerá más? De veras que no lo sé. (en el fondo de mi corazón se que me duelen todas las muertes) pero me doy cuenta de que todo el mundo envía condolencias por las víctimas de los terremotos (hace poco hubo uno en Costa Rica), los huracanes, las inundaciones, las epidemias, etc. pero pocos, poquísimos, son los que se estan condoliendo – mucho menos la que tiene por nombre Condoleezze- por los cientos y cientos de muertos que estan ocasionando los sionistas israelíes. Porque lo que sucede, en estos momentos, en ese minúsculo rectángulo de tierra - de unos cuantos km2 donde se apiñan poco mas de millón y medio de seres humanos- del oriente próximo denominada “Franja de Gaza” no es una guerra sino una carnicería. O dicho, más precisamente, un holocausto. El holocausto del pueblo palestino.
El holocausto, amigos míos, no solo es patrimonio del pueblo judío. Se equivocan quienes solo hablan del “Holocausto Judío” como si fueran los únicos que han sufrido el exterminio masivo de seres humanos por parte de los fascistas alemanes. Los tiempos actuales están demostrando que el pueblo palestino también sabe de lo que significa un holocausto aunque los estados imperialistas -y menos el de Israel- lo quieran reconocer. Y por supuesto que no lo van a reconocer ni ahora, ni mañana, ni nunca.
Lo que sucede en la Franja de Gaza no es solo una matanza de palestinos de ahora sino que viene desde hace muchos años atrás. Viene desde el mismo momento en que le arrebataron sus territorios allá por los años finales de los cuarenta al amparo de una resolución de la ONU. Y, desde aquel infausto momento, los palestinos árabes empezaron a conocer el dolor de la expatriación y el sufrimiento que ocasionan los genocidios. Pero, por sobretodo, la terrible angustia de no tener proyectos de vida porque nadie está seguro de si sobrevivirá al día siguiente ya no solo por las bombas destructivas, las balas asesinas, los gases mortíferos, sino también por la falta de medios de subsistencia como el agua, víveres, medicinas, combustibles, electricidad y un largo etcétera.
La situación no puede ser más dramática y peor aun en tiempos de invasión militar israelí. Lo que describe Vargas Llosa en su columna “Piedra de toque” del día de hoy es simplemente aterrador. “...Yo lo he visto con mis propios ojos. Y me he sentido asqueado y sublevado por la miseria atroz, indescriptible, en que languidecen, sin trabajo, sin futuro, sin espacio vital, en las cuevas estrechas e inmundas de los campos de refugiados o en esas ciudades atestadas y cubiertas por las basuras, donde se pasean las ratas a la vista y paciencia de los transeúntes, esas familias palestinas condenadas sólo a vegetar, a esperar que la muerte venga a poner fin a esa existencia sin esperanza, de absoluta inhumanidad, que es la suya. Son esos pobres infelices, niños y viejos y jóvenes, privados ya de todo lo que hace humana la vida, condenados a una agonía tan injusta y tan larval como la de los judíos en los guetos de de la Europa nazi, los que ahora están siendo masacrados por los cazas y los tanques de Israel, sin que ello sirva para acercar un milímetro la ansiada paz. Por el contrario, los cadáveres y ríos de sangre de estos días sólo servirán para alejarla y levantar nuevos obstáculos y sembrar más resentimiento y rabia en el camino de la negociación”.
Todos los que nos solidarizamos con el pueblo palestino deseamos que la lluvia de bombas “inteligentes” cesen de una vez por todas. Lamentablemente hay muchos intereses en el mundo “occidental cristiano” que desean que la campaña “holocáustica” aun continúe. Da rabia pero es la verdad. Solo queda salir a gritar a las calles y enrostrarle al mundo entero la canallada que está cometiendo Ehud Olmert & cía. en ese rincón del oriente próximo donde supuestamente nació y vivió el personaje mas grande de todos los tiempos, quien predicó el amor e impuso este mandamiento: "Amaos los unos a los otros...".
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